Los préstamos ICO, protagonistas del segundo trimestre

Este pasado mes de marzo se han cumplido 2 años desde que el mundo se paralizara con motivo de la pandemia por COVID-19. Simultáneamente, la economía se paró, muchas empresas y autónomos vieron sus negocios cerrados y sus ventas caer de forma dramática. Los créditos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) fueron una balsa de salvamento para muchos de ellos, un impulso financiero que venía con 12 meses de carencia que posteriormente se amplió otros 12.

Ahora, con la recuperación económica aún sin despegar y un escenario incierto en el horizonte, empresas y autónomos deben empezar a devolver dichos créditos.

Recientemente, el Gobierno ha facilitado una nueva carencia extra, para sectores sensibles, de otros 6 meses (transporte, agrícola, ganadero, pesca).

A mayores se ha habilitado otra línea de 10.000 millones de euros para paliar las consecuencias del conflicto de Ucrania.

Esta medida junto con las recientes ayudas al combustible, la ampliación del bono energético… Han estado encaminadas a mantener la liquidez del sistema económico y amparar al sector financiero (recordamos la garantía estatal de los préstamos ICO de hasta un 80%).

La morosidad asociada a estos préstamos es extremadamente baja en estos momentos (acorde a la mora bancaria media).

Y ahora, ¿qué?

Tenemos un escenario económico complejo con préstamos y financiaciones de circulante a tipos bajos y una elevada inflación… Bastante presión para el sistema financiero.

Muchos sectores afectados por el incremento de precios de energía, carburantes y materias primas, que redundan en ajuste de márgenes por no poder transferir íntegramente esas subidas a sus clientes.

Más deuda, menos margen, mucha liquidez, y un crecimiento esperado del PIB de un 0,1% en el segundo trimestre del año (según previsiones del BdE).

Parece razonable pensar en un segundo semestre complejo en cuanto al comportamiento de morosidad empresarial.

Financiación alternativa para cumplir con los pagos

Además de analizar y gestionar adecuadamente el riesgo de crédito, es previsible que se relance el crecimiento de las estructuras de financiación alternativa (desarrollos fintech) como vía complementaria a la financiación tradicional, y para refinanciar operaciones de empresas que puedan estar especialmente “estresadas”.