La Comunicación en el Sector Asegurador

La comunicación en el sector asegurador ha sido clave en los procesos de cambio hacia su modernización y el hilo conductor de una imagen renovada y mucho más amable y apetecible.

Tradicionalmente el sector asegurador ha sido, por sus propia naturaleza técnica y la especificidad legislativa a la que debe atender, un ámbito complejo. Comunicar y hacerlo de una forma adecuada y agradable, que aproximase la actividad a los usuarios y les facilitase la comprensión sencilla de conceptos que -en la mayoría de las ocasiones si bien son vitales para el correcto y óptimo desarrollo de la actividad empresarial- resultaban a menudo farragosos y poco atractivos para los destinatarios, era una asignatura pendiente.

Desde hace algún tiempo, el ámbito asegurador contempla dentro de sus prioridades incluir estrategias de comunicación integradas que le permitan alcanzar sus propios objetivos. Promover la cultura del seguro y aumentar la sensibilización en el mercado, supuso un ejercicio de planificación estratégica que definió la necesidad de apoyarse en la implantación de procesos de comunicación, dinámicos y efectivos que determinasen un cambio de percepción frente a la materia.

Es así como se produce un cambio de tendencia en las compañías aseguradoras que toman conciencia de las carencias a este respecto e inciden, desde entonces, en la importancia de desarrollar buenas estrategias de comunicación integrada, que simplifiquen la comprensión de los conceptos más teóricos y aproximen la materia, a través de un lenguaje mucho más sencillo y entendible a los empresarios para sensibilizarlos de que los riesgos a que se enfrentan, como resultado de su actuación comercial, son un foco de preocupaciones que por desconocimiento, en muchos casos, les suponen una dedicación excesiva en tiempo y recursos a una materia muy específica para la que existen profesionales en quienes pueden y deben delegar esta misión.

Integrar la comunicación como uno de los pilares del mercado asegurador, responde a una doble necesidad: por una parte, facilitar la información técnica y relevante a los interesados, pero también dar significado a las decisiones que habrán de tomarse por parte de los empresarios a quienes aporta los valores y sensaciones necesarias para adaptar sus elecciones aseguradoras de acuerdo a sus verdaderas necesidades y, en este sentido, es esencial la personalización que confiere a todo buen plan de seguros la figura del corredor.

La comunicación integral es un proceso de planificación diseñado para asegurar que todos los impactos sobre una materia determinada (en este caso que nos ocupa el ámbito de las pólizas de seguro y las coberturas de riesgos) que recibe el cliente o el potencial consumidor sobre un producto, servicio u organización sean correctas, coherentes y determinen objetivos integrales del desarrollo de cada empresa, que sean beneficiosos no sólo porque protegen su actividad diaria y natural, sino porque generen un efecto suficiente a largo plazo que posicione su compañía como un referente de buenas prácticas y responsabilidad propia lo que, sin duda, revertirá de manera indirecta pero crucial en su prestigio y reputación comercial y social.

De nada sirve que seamos unos buenos consultores y asesoremos correctamente a nuestros clientes empresarios en cada uno de los proyectos que desarrollamos si en la práctica resulta insuficiente, porque no somos capaces de explicar nuestros productos o estos resultan extraños porque con carácter previo el sector no se ha acercado lo suficiente al público destinatario.

Esta es una de nuestras mayores apuestas y seguirá siéndolo en el futuro. Contribuir a que la comunicación estratégica de nuestro sector resulte de la integración de todos los escenarios y medios disponibles que permitan alcanzar el mayor número de audiencias desde diferentes ámbitos, partiendo de un mismo mensaje.

En particular y en lo que a nuestra misión se refiere trabajar a partir de todas las herramientas (publicidad, marketing directo, relaciones públicas, relaciones con los medios, prescriptores, …) disponibles para, en nuestra labor diaria y en base a los pequeños y no tan pequeños detalles, concienciar a los empresarios acerca de la naturaleza y entidad de los riesgos, conocer y entender las expectativas de nuestros clientes, detectar sus prioridades y explorar nuevas y mejores respuestas que promuevan su máxima satisfacción con respecto a los resultados obtenidos y midiendo, en todo caso, su impacto.

Somos muchos los actores implicados en la tarea y cada uno de nosotros ha de asumir su papel específico que, combinado con el resto, contribuya a dotar de claridad, consistencia y transparencia a este sector y conferirle el máximo impacto emocional.

Lo que nos mueve es cristalizar las sinergias entre diferentes “comunicaciones” para generar un concepto único que sin embargo ha de tener en cuenta que lo que hagamos cada uno de nosotros tendrá una repercusión en una audiencia muy amplia en el mercado y quienes lo conforman, nuestros clientes. Son ellos quienes han de sentirse cada vez más cómodos en nuestro sector y para ellos trabajamos.