¿Cómo prevenir un ictus?

Un ictus es un accidente cerebrovascular que se produce cuando se interrumpe el suministro de sangre a una determinada región del cerebro, afectando al comportamiento normal de las neuronas y causando problemas en el funcionamiento orgánico. A pesar de lo imprevisible que parece, existen factores clave para evitar que se produzca o, en caso de sufrirlo, reducir las consecuencias de una patología que se hace más frecuente según aumenta la edad.

¿Cuáles son los síntomas de los ictus?

A pesar de que el ictus aparece de manera brusca, existen ciertos síntomas que pueden alertar de que algo no va bien. Prestar atención a estas señales de alerta que emite nuestro cuerpo es fundamental para recibir una atención médica a tiempo y poder evitar o reducir las consecuencias del mismo. Los más comunes son:

  • Pérdida de fuerza y adormilamiento de una parte del cuerpo, especialmente cuando afecta a un lado concreto, desde la cara hasta la pierna.
  • Alteración repentina del habla acompañada de dificultad para ser comprendido.
  • Dificultad para entender lo que nos están diciendo.
  • Pérdida de visión, visión borrosa o doble, ya sea en un ojo o en ambos.
  • Dolor súbito e intenso de cabeza, acompañado de una sensación de malestar.
  • Sensación de vértigo (mareos) y pérdida de la consciencia.

¿Cómo se puede prevenir?

La prevención viene de la mano de unos hábitos de vida saludables:

  • Practicar ejercicio regularmente y controlar el peso: evita la obesidad y reduce los niveles de colesterol en sangre.
  • Dieta saludable y equilibrada, baja en ácidos grasos saturados y con alto contenido en frutas y verduras.
  • Evitar el tabaco, el alcohol y toda sustancia tóxica.
  • Revisar la presión arterial, tratando especialmente la hipertensión para mantenerla en los límites considerados saludables.
  • En el caso de padecer diabetes, realizar revisiones periódicas y tomar la medicación adecuada.

Lo más importante: contar con una buena atención médica inmediata

En el caso de sufrir un ictus, el tiempo corre en contra de cada paciente. Recibir atención médica especializada lo antes posible es un factor fundamental que puede condicionar la recuperación y reducir las secuelas que se pueden sufrir.

En un primer momento, es importante estabilizar al paciente para evitar la posible repetición del ictus y realizar un seguimiento posterior concreto para evitar cualquier complicación. La rehabilitación debe estar adaptada a cada caso en función de las necesidades de cada paciente (logopeda, fisioterapia, psicología, etc.) con un claro objetivo: disminuir la severidad de las lesiones para garantizar la mejor recuperación.

Y es que en S4 lo tenemos claro: la salud es siempre lo primero.

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