Salud: Guía práctica para disfrutar del sol sin peligro
El verano es la estación preferida de muchos, sobre todo cuando, como este año, el sol brilla con fuerza y nos deja sacar partido a la playa, el campo o los mejores planes urbanitas. Sin embargo, también conlleva ciertos peligros, si no tomamos las precauciones adecuadas, en especial cuando la exposición solar es prolongada. Quemaduras, golpes de calor…
Siga leyendo para evitar que los contras del sol ensombrezcan aquello de lo que no debemos más que disfrutar.
- Ojo con las quemaduras solares
No sólo duelen, sino que ocasionan daños irreparables. ¿Le suena eso de “la piel tiene memoria”? Se refiere a que estas, aparentemente inofensivas, quemaduras pueden provocar envejecimiento cutáneo prematuro, debilitamiento del sistema inmunológico y cáncer de piel.
Para evitar que esto suceda, alíese con el protector solar, utilice sombrero o busque lugares a la sombra en las horas en las que el sol es más fuerte. Incluso en los días nublados, el 80% de los rayos atraviesan la niebla y las nubes espesas y oscuras.
A veces nos despistamos y nuestra piel lo nota. Las quemaduras producen enrojecimiento y sensibilidad en la piel. Algo que puede cuidarse con una buena hidratación y ciertos cuidados, como no usar jabón en el área del daño o no exponer la zona a los rayos de sol.
- Gafas de sol para cuidar la vista
Como la piel, también los ojos tienen que ser protegidos para evitar lesiones, con gafas que proporcionen una protección completa contra los rayos UVA y UVB, bien tintadas para reducir la intensidad de la luz, adaptándose a su actividad y entorno. Es muy importante, también, llevarlas puestas mientras conducimos. Si son polarizadas, mejor, para reducir los reflejos que podrían afectar a la conducción responsable.
- Que los golpes de calor no le pillen desprevenido
Los golpes de calor se deben a que el cuerpo no es capaz de enfriarse adecuadamente. La temperatura corporal puede aumentar desde 37 grados a 40, y resultar mortal. ¡No se asuste! Pero esté atento a los primeros síntomas cuando haya una ola de calor: temblores, mareos, fatiga, vértigo, dolor de estómago, confusión o náuseas.
Para que esto no ocurra, recomendamos: beber mucha agua, evitar esfuerzos físicos, permanecer en áreas frescas, no tomar bebidas con alto contenido de alcohol, azúcar o cafeína (ya que deshidratan), utilizar sombrero, si sale, o mantener la casa fresca.
- Cuidado con la comida en mal estado
El verano trae consigo el aumento del riesgo de ingerir alimentos contaminados. ¿Sabía, por ejemplo que hay que tener mucha precaución a la hora de cocinar una hamburguesa o carne picada, algo tan propio de las barbacoas estivales?
Cuando la carne no está lo suficientemente hecha, puede estar contaminada por la bacteria E. Coli, cuyos síntomas, si se manifiestan, pueden durar hasta 10 días.
Tan importante como la temperatura que toma la carne antes de ingerirla, es descongelar bien la comida y cocinarla de inmediato, o respetar las condiciones de higiene antes de manipular cualquier alimento.
El verano puede resultar maravilloso, no cabe duda. Pero no podemos obviar la importancia de aplicar nuestros conocimientos para la adecuada prevención de los riesgos que conlleva, y que podrían ser perjudiciales para nuestro bienestar. Para todo lo demás, un buen seguro de salud no estaría mal.